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09 octubre, 2015

El Perro, Lenguaje y Comunicación

A menudo escuchamos a los propietarios de perros la frase de “solo les falta hablar”. En efecto, el perro dispone de varios medios de comunicación, señales olfativas, visuales, acústicas a si como mímicas corporales. A fuerza de vivir al lado del hombre, el perro ha terminado por “imitar” algunas expresiones de los humanos y viceversa.

Cuando se habla de comunicación entre el perro y el humano aparecen dos tendencias opuestas: mientras unos piensan que el perro capta todo lo que se le dice, otros consideran que es incapaz de comprender nada. Las dos opiniones son excesivas, aunque hay un hecho cierto y es que el perro no tiene lenguaje y no comprende las palabras.

De ello no se puede deducir, sin embargo, que la comunicación entre hombre y el animal es imposible. En realidad, el lenguaje no es la única vía de información, y hay otros sistemas que lo pueden sustituir.

El Lenguaje Canino

Cuando el perro se comunica con sus congéneres utiliza diversos medios de expresión que los llamamos canales de comunicación.

El Canal Vocal

Los perros utilizan diferentes series de sonidos para expresar sus estados emocionales, y ello muy precozmente, puesto que los cachorros se manifiestan ruidosamente para pedir ayuda a la madre o conseguir comida. Este medio de comunicación perderá importancia a lo largo del tiempo: el adulto es menos parlanchín que el cachorro. Sólo las razas de perros bloodhound tienen un variado repertorio de voces que les permiten a los cazadores seguir los progresos de la busca.

El Canal Olfativo

Debido a la menor agudeza de nuestro sentido olfativo y al hecho de que sea tan poco importante en nuestra vida, nos resulta muy difícil poder aprenderlo. Sin embargo, en el perro, muchos mensajes relativos al rango social, al estado de receptividad genital y quizá incluso a la jauría de origen, se transmiten por esa vía. Así, los mensajes urinarios depositados por los machos están destinados principalmente a informar a los congéneres del rango social del emisor.

En este caso también interviene el aspecto visual: la postura del depósito de orina está hecha para ser vista, y así los dominantes levantan la pata cuanto pueden para depositar la orina lo más alto posible. Y desde luego, está presente el aspecto olfativo, pues hay sustancias de naturaleza todavía no precisada en esta especie que están mezcladas con la orina. En cuanto a las perras en celo, también depositan algo de sus secreciones vaginales en la orina para atraer a los perros desde muy lejos.

El Canal Visual

Más importante en el adulto, asocia mímicas faciales y posturas. El cachorro recién nacido es incapaz de utilizar completamente este medio de expresión debido a su escaso control corporal (pues el sistema nervioso no está terminado) ; lo adquirirá gracias al juego en el seno de la camada.

Este aprendizaje y la conformación de los sistemas de comunicación parece que duran hasta la edad de la pubertad; los jóvenes machos habrán aprendido entonces todas las sutilezas necesarias para evitar los enfrentamientos con los ejemplares dominantes.

Un Mimetismo A Veces Asombroso

Estos modos de comunicación no verbal no son ajenos al hombre. Ya Darwin describió la expresión de las emociones en el hombre y en los animales, y resulta sorprendente comprobar que las manifestaciones de los diferentes estados emocionales son completamente comparables en especies tan diferentes a priori como el hombre y el perro. Así, la agresividad se expresa descubriendo los caminos, levantando los ángulos externos de los párpados, proyectando la cabeza hacia adelante y levantando los hombros, posturas y mímicas todas ellas que se encuentran tanto en el moloso más irascible como en el automovilista víctima de un atasco.

Y más todavía, cuando las dos especies, hombre y perro, tienen desde muy pronto reacciones afectivas muy estrechas, se generará un ajuste recíproco de sus comportamientos. Este fenómeno particular, descrito por Hediger, se llama “tendencia a la asimilación”; el animal puede adoptar posturas o mímicas que reproducen los sistemas humanos, y entonces se presentan tales casos, que son zoomorfismos. De todas formas, éstos no son los únicos modos de comunicación que funcionan, y es interesante ver cómo el hombre puede transmitir informaciones a su perro a través del lenguaje.

Zoomorfismo y Antropomorfismo

En el hombre, el Zoomorfismo más evidente se refiere a la llamada al juego emitida en presencia del perro; el dueño se inclina rítmicamente, se golpea en las rodillas con las palmas de las manos o golpea el suelo con ellas, y puede incluso balancearse sobre uno y otro pie. Estas actitudes gestuales se corresponden con una postura parecida en el perro que invita a alguien a jugar con él.

Del mismo modo, el cachorro “imitará” a los niños con quienes vive. Naturalmente, cuando intenta iniciar una secuencia de juego, el perro joven puede poner una de las patas delanteras en contacto con el hocico e inclinar ligeramente la cabeza. Pero el animal exagerará enseguida esa postura para conseguir un juguete o comida, como puede hacerlo un niño.

La relación hombre-perro pone de manifiesto numerosos comportamientos de ese tipo, que servirán para reforzar la calidad de los lazos entre el animal y su dueño.

Mímicas Faciales Y Posturas

El perro utiliza los movimientos de la cara para comunicar con sus congéres. Los grupos de músculos más utilizados son los tres siguientes:

-La musculatura auricular permite el movimiento de las orejas.

-La musculatura labial provoca el movimiento de los labios.

-La musculatura palpebral (parpados) modifica las dimensiones de los ojos.

Las mímicas faciales asociadas a las posturas corporales le señalan al interlocutor el estado emocional del emisor y su rango social. En los dominantes, el porte levantado de las orejas y la apariencia tranquila del resto de la cara traducen su posición elevada en la jerarquía de los perros.

En los ejemplares no tan bien situados, los movimientos de los ángulos de los ojos y de los labios intervienen permanentemente. En todo caso, cuando son agredidos, los perros dominantes también presentan mímicas faciales que ponen en juego otros grupos musculares.

Aunque más sutil, el diámetro pupilar, controlado por el sistema neurovegetativo, es el signo de las emociones: cuando las sensaciones son agradables, la pupila está completamente abierta; si son desagradables, la pupila se cierra.

Por: Erik Farina (Etólogo Canino)


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