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27 septiembre, 2015

Ciclo Vital del Perro



Desde el día en que nace un cachorro se empiezan a notar cambios visibles. Crecen y evolucionan a una increíble velocidad, y es fascinante comprobar en apenas 12 meses pasan de ser las criaturas desvalidas de los primeros días a esos intrépidos jovencitos que nos cautivan sin cesar con sus diabluras. Cada día aprenden mil cosas nuevas; jugar, comunicarse, comprender el mundo que les rodea, etc..

El Recién Nacido

Los perros nacen sin poder oír y sin poder ver. Aunque están cubiertos de pelo, necesitan estar en contacto con la madre para mantenerse calientes y protegidos. En los primeros días, el principal órgano sensorial es el del olfato, lo que puede observarse fácilmente contemplando un cachorro recién nacido; su trufa y su morro son desproporcionadamente grandes en relación con el resto del cuerpo.

Desde el principio son capaces de moverse, regresando a la camada si se les aísla del grupo, y también de chillar para avisar a la madre de donde esta situado cuando tiene hambre.

Los cachorros recién nacidos no pueden orinar ni defecar por sí solos, ni tampoco regular su temperatura corporal, y dependen por completo de su madre, que con vigorosos lametones provoca la micción y la deposición; también con su propio cuerpo les proporciona el calor necesario.

Los perros nacen ya capacitados para hacer muchas cosas: los nervios craneales están ya totalmente desarrollados, y eso les permite mamar, tener sensibilidad en el morro, mantenerse en una posición e incluso enderezarse instintivamente. Se trata de un reflejo natural que se produce cada vez que se caen o se les da la vuelta, y consiste en ponerse de nuevo en una posición normal. Si se agarra por la holgada piel de la nuca a un cachorro recién nacido, éste encogerá de forma característica las patas y se mantendrá totalmente inmóvil.

Pero sólo hará esta acción de quedarse inmóvil durante los primeros cuatro o cinco días, después estirará las cuatro patas, poniéndose tieso y separándolas entre sí. Los cachorros con menos de una semana, no pueden ver ni oír bien todavía, pero reaccionan ante los ruidos fuertes. También producen los chillidos fuertes, chillando y gimoteando si se sienten abandonados con el fin de atraer a la madre.

De la 1ª a la 3ª Semana de Vida

En cuanto se abren sus orejitas, los cachorros comienzan a reaccionar ante los sonidos, y aunque no pueden ver con claridad hasta que cumplen más o menos cuatro semanas, intentan ya seguir con los ojos la luz y el movimiento de los objetos.

Los cachorros suelen empezar a moverse con cierta soltura a las tres semanas de edad más o menos, caminando en vez de arrastrarse, y alternan breves períodos de actividad con prolongados períodos durante los cuales duermen profundamente.

De la 3ª a la 6ª Semana de Vida

Con cinco semanas, los cachorros pueden ya oír, ver y olfatear como perros adultos, aunque sólo logran concentrar su atención durante lapsos muy cortos. El destete se inicia normalmente a las tres semanas más o menos, momento en que la secreción láctea empieza a decrecer y la madre a rechazar progresivamente a los cachorros que intentan mamar.

El destete se prolonga normalmente hasta la quinta o sexta semana, y es para los cachorros la primera y más importante lección de convivencia social de su vida, ya que los enseña a soportar la frustración que conlleva el que su madre les niegue el pecho cuando ellos sienten que lo necesitan.

También aprenden mucho jugando con sus hermanos y con la propia madre, pues esto les permite adquirir conciencia de que son perros. Muchas posturas utilizadas en el juego y gestos faciales son adquiridos precisamente en esta época de su vida.

De la 6ª a la 12ª Semana de Vida

En esta época de su vida, resulta muy esencial la intervención humana. La socialización (proceso durante el cual el cachorro aprende a comportarse con los humanos y con otros perros) debe tener lugar a esta edad. Acostumbrarlo, o exponerlo de forma gradual a todos los elementos y cambios que se producen habitualmente en el entorno resulta esencial también.

Un cachorro debidamente socializado y familiarizado con el entorno se convierte en un adulto seguro de si mismo, feliz, equilibrado y obediente sean cuales sean las circunstancias o los lugares a que deba enfrentarse en el futuro.

A partir de este momento, los cachorros empiezan a recabar enormes cantidades de información sobre el mundo que los rodea. Ya se mueven con soltura, coordinando perfectamente sus movimientos, y pueden tanto correr como saltar y revolcarse. Es ahora cuando más necesitan del juego con sus hermanos y con los humanos para aprender normas de conducta social, y cuando clavan sin cesar sus dientes punzante como alfileres para averiguar qué elementos del mundo que los rodea son seres vivos y cuáles meros objetos inanimados.

Normalmente, después de la séptima semana el cachorro ya está completamente destetado y es capaz de ingerir por sí mismo todo el alimento sólido que necesita para satisfacer sus necesidades nutricionales. Con ocho semanas está preparado para separarse de su madre y de sus hermanos de camada, aunque muchos permanecen junto a la madre hasta que cumplen las diez o doce semanas de vida.

Entre Los 3 y Los 6 Meses de Vida

EN esta época, el perro adquiere gran masa muscular y ósea, preparándose para la pubertad. Entre la 18 y la 20 semana de vida, más o menos, se le caen los dientes de leche y aparece la dentición permanente. Este proceso marca definitivamente el final de la infancia propiamente el final de la infancia propiamente dicha.

El perro experimenta sin cesar diferentes conductas sociales, y tal vez incluso empiece a ensayar comportamientos sexuales, intentando montar cojines, otros animales o a los seres humanos. Puede también entablar juegos competitivos (de fuerza, posesión, etc..) destinados a averiguar cuál es el perro dominante. Por medio del juego aprende a comunicar sus sentimientos y también a asumir y averiguar su propio estatus social.

A esta edad es bastante habitual que los cachorros empiecen a mostrarse extrañamente miedosos, expresando temor ante objetos o personas con los que ya estaban familiarizados. En estas circunstancias, de la reacción del propietario dependerá que esa aprensión se venza o se perpetúe. Obligarle a enfrentarse a lo que teme por la fuerza puede provocar que siga temiéndolo de por vida.

Entre los 6 y los 12 Meses de Vida

Estos meses representan la adolescencia del perro. A esta edad las hembras tienen su primer celo y los machos alcanzan la madurez sexual. Puede ser una época de tanteo entre el perro y su propietario, ya que las relaciones sociales tal vez se replanteen por completo. Algunas hembras parecen sufrir cambios repentinos de humor antes, durante o después del celo, y tal vez se muestren reacias a permitir que otros perros se les acerquen.

Los machos suelen empezar a levantar la pata para orinar entre los 6 y los 12 meses de su vida. Lo hacen para delimitar su territorio y para enviar a los otros perros información cifrada en en señales olfativas sobre su situación social y sexual. Sus encuentros con otros perros pueden empezar a estar presididos por sentimientos de rivalidad, aunque no se suele llegar a la agresión física, y con frecuencia pretenderán montar a las hembras o a los otros machos intentando convertirse en el macho dominante.

Los dientes de adulto aparecen entre los 6 y los 10 meses de edad, y es posible que el perro sienta un deseo irresistible de mordisquear, intentando aliviar así la tensión en sus encías. Es conveniente proporcionarle abundantes juguetes y mordedores para evitar que rompa cualquier otra cosa.

Entre 1 año y los 4 años

Aunque suelen alcanzar la madurez sexual entre los 6 y los 14 meses, los perros pueden continuar creciendo y desarrollándose psicológicamente durante durante mucho más tiempo. Los perros miniatura tienden a madurar más deprisa que los grandes, y sobre todo si se trata de razas gigantes como el Terranova y el Mastín del Pirineo, que a veces no pueden considerarse propiamente perros adultos hasta los 3 años de edad.

La madurez psicológica, por su parte, tarda a veces mucho en alcanzarse por completo. Los propietarios de razas tan exuberantes como el Boxer, por ejemplo, se preguntan con frecuencia si su perro no piensa hacerse mayor nunca. En esta época, los perros siguen aprendiendo y estableciendo roles tanto en el entorno familiar como en sus relaciones con otros perros.

El Perro Anciano

Anciano es un termino bastante relativo en los perros, ya que la vejez depende en gran medida de la raza, de su estado de salud, su forma física y de la actitud de su propietario. Para un perro activo, sano y en forma, envejecer puede significar simplemente ir relentizando poco a poco su ritmo de vida.

Muchos perros viejos disfrutan todavía de los paseos, jugando con sus amos y relacionándose con los miembros de la familia. Tal vez duerman más horas y más profundamente que antes, y también es posible que necesiten salir más a menudo, ya que los riñones, junto con el hígado, son los primeros en resentirse a causa de la edad. Además de esto último, la pérdida de peso puede ser el primer síntoma de un problema renal o hepático, por lo que conviene estar alerta.

Entre las molestias asociadas a la vejez destacan la artritis y la pérdida de flexibilidad en las articulaciones y la espina dorsal. El sobre peso agrava individualmente cualquier problema geriátrico, por lo que es fundamental prevenirlo.

Algunos perros desarrollan una dependencia patológica con respecto a sus dueños al llegar a la tercera edad; aúllan o lloriquean cuando los dejan solos y se desazonan enormemente cuando no están en contacto con la familia. Esto puede ser síntoma de una degeneración generalizada o simplemente de sordera progresiva, y debe ser revisado por el veterinario.

Los perros a veces padecen un trastorno que podríamos denominar demencia senil, caracterizado por la progresiva desorientación y pérdida de memoria. Actualmente existen medicamentos capaces de aliviar estos síntomas, y no es mala idea consultar al veterinario, que tal vez pueda recetar a su perro algún medicamento que contribuya a hacer los últimos años de su vida tan dulces como merece.

Por: Erik Farina (Etólogo Canino)

Copyright © Por: Erik Farina - Psicolmascot

TRASTORNO OBSESIVO COMPULSIVO CANINO (TOC)

¿Pueden tener los perros un trastorno obsesivo compulsivo?

La investigación ha determinado que el TOC afecta a 1 de cada 50 perros. No hay una causa definitiva para el trastorno obsesivo compulsivo canino (TOC), pero algunos sugieren un posible componente genético, especialmente en las razas muy nerviosas. Sin embargo es por la primera etapa de vida con estrés que han sido acusados, el abuso, el destete prematuro, falta del imprinting, restricción física excesiva, aislamiento prolongado y ambientes caóticos y desencadenantes primarios considerados para la enfermedad en los caninos.

Cuando el animal se destacó como a través de la ansiedad por separación, por ejemplo, el TOC, como comportamientos puede emerger. En los perros, la condición se manifiesta persiguiendo la cola, persiguiendo sombras, girando sobre si mismo, consumo excesivo de agua, lamiéndose excesivamente, ladrido persistente, perseguir moscas, y una costumbre de comer compulsivamente cuando devoran sustancias no nutritivas como el caucho, plástico, ropa, e incluso las heces.

Muchas veces el perro tendrá una afinidad particular por un juguete o una manta que parece calmarlos. El TOC no representa un alto riesgo para la salud general de las mascotas, sin embargo la persecución de la cola o el aseo obsesivo puede resultar en algún daño físico y alopecia psicógena.

El tratamiento de las conductas compulsivas para los perros.

¿Los perros pueden padecer TOC? En realidad no, pero sí conseguir comportamientos compulsivos. ¿Cuál es la diferencia? Los comportamientos obsesivos compulsivos incluyen pensamientos obsesivos, que no se aplican a los perros ya que no podemos saber lo que están pensando. En cambio, en los perros, estos trastornos se denominan trastornos compulsivos. Aquí están algunas otras ideas importantes sobre este comportamiento curioso del perro que son llamamos trastornos compulsivos.

¿Qué son los trastornos compulsivos?

Los trastornos compulsivos (trastorno obsesivo compulsivo, TOC) se producen en los perros, aunque no con mucha frecuencia. Estos comportamientos son exageraciones de los comportamientos de los perros normales. Se exhiben por más períodos de tiempo esperado, se repiten fuera de contexto, y en situaciones en las que se considera anormal.

Los cambios comunes de los perros que pueden ser clasificados como compulsivos incluyen girarse, persiguiendo la cola, persiguiendo y morder la cola, ladrar, morderse, quedarse mirando al vacío, chupar un juguete, o chuparse una parte del cuerpo.

¿Qué causa los trastornos compulsivos en los perros?


Los trastornos compulsivos son causados por conflictos, estrés y / o frustración. Con cada evento estresante que su perro se encuentra, se produce una liberación de neurotransmisores implicados en la respuesta al estrés. Cuando un perro se siente frustrado o estresado, puede comenzar a realizar un comportamiento normal, como la celebración con un juguete en la boca con el fin de aliviar el estrés. 

Si sostiene el juguete en su boca en realidad reduce los neurotransmisores involucrados con el evento estresante, el perro es probable que realice ese comportamiento nuevo cuando se está estresado. Para algunos perros, este comportamiento se vuelve ritualizado y repetitivo por la recompensa intensa que se asocia de la reducción en la sensación fisiológica del estrés o frustración.

Con el tiempo, los comportamientos compulsivos progresan y empeoran. Los perros suelen comenzar a ejecutar la conducta compulsiva con cualquier evento estresante, no sólo la situación original incitante. El comportamiento puede hacerse cargo en la vida del perro en su sustitución normal del sueño y los hábitos de alimentación. Puede causar daño al perro como el impulso para realizar el comportamiento particular que se hace más y más fuerte. Los perros que persiguen sus colas a menudo, terminan mutilando la cola que requiere la amputación, mientras que los perros que se chupan a sí mismos con frecuencia se causan infecciones en la piel.

A veces, lo que parece ser un comportamiento compulsivo, es en realidad un comportamiento de búsqueda de atención. Incluso los comportamientos que se inician como conductas relacionadas con la frustración puede ser recompensado por inadvertencia cuando los propietarios prestan atención al perro cuando realiza la conducta. Por ejemplo, si un propietario le grita ¡No!, Que sigue siendo considerado por el perro como la atención y puede perpetuar la conducta.

Si usted piensa que su perro presenta un comportamiento por su atención, pruebe las siguientes pruebas. En primer lugar, grabar en vídeo a su perro cuando usted no está en casa para ver si y cuando el comportamiento ocurre en su ausencia. A continuación, tratar de salir de la habitación la próxima vez que tu perro realiza el comportamiento. Si no realiza el comportamiento en su ausencia, su atención o presencia es más probable que sea una parte del problema.

Algunas razas de perros están predispuestas hereditariamente a ciertos comportamientos compulsivos. Por ejemplo, los Bull Terriers y los Pastores Alemanes, que se observan con frecuencia para perseguirse la cola. El Labrador Retriever exponen comportamientos obsesivos orales como comer, por el que se conduce al perro a recoger cualquier objeto y comérselo.

El Doberman es bien conocido por morderse el costado, por lo que el perro tiende a chuparse en la piel del costado durante largos períodos. La mejor manera de saber si su perro está predispuesto a un cierto tipo de comportamiento es hablar con su veterinario acerca de la predisposición genética de su raza. Luego, si es posible, hablar con el dueño de los padres de su perro para aprender de su comportamiento.

¿Cómo se trata los trastornos compulsivos en los perros?

Lo primero que debe hacer si usted piensa que su perro tiene un trastorno compulsivo es ir a su veterinario para obtener ayuda. Dado que las condiciones médicas pueden causar síntomas similares a los comportamientos compulsivos en los perros, es muy importante para descartar enfermedades médicas como neurológicas, endocrinas, gastrointestinales y trastornos ortopédicos. Su perro debe recibir un examen físico completo, así como trabajo de laboratorio de detección antes de considerar el tratamiento para un trastorno compulsivo.
Si su perro está completamente sano y libre de dolor, puede tener un trastorno compulsivo. Los trastornos compulsivos se tratan con medicamentos para bajar la excitación y el conflicto, así como la modificación de conducta para dar al perro una estrategia alternativa para hacer frente exterior de la conducta compulsiva.

El tratamiento a menudo se prolonga y se continúa durante la vida del perro. Si su perro ha sido diagnosticado con trastorno compulsivo que puede esperar algunos altibajos en el tratamiento y en el comportamiento de su perro. A menudo, los casos crónicos se hacen referencia a un Psicólogo canino certificado para el tratamiento.

La mejor cosa que usted puede hacer para su perro si usted sospecha un trastorno compulsivo o si su perro muestra repetidamente cualquier comportamiento, aunque parezca inofensivo ahora, es buscar la ayuda de un Psicólogo canino. Cuando las conductas compulsivas se tratan a tiempo y rápidamente, el pronóstico es mucho mejor que si han progresado a un estado crónico.

Por: Erik Farina (Etólogo Canino)

El Perro, el Sueño y sus Trastornos

Como todos los mamíferos, el perro duerme y sin que se pueda precisar la razón, su sueño es indispensable para el mantenimiento de su salud física y psíquica.

Hay que tener en cuenta dos aspectos complementarios del sueño. Uno cuantitativo, que corresponde a la duración total de los ciclos del sueño, y otro cualitativo, que el humano puede percibir en su caso por su estado al despertar, pero que es difícilmente estimable en el perro, más que observando las reacciones emocionales que siguen al despertar del animal.

El Tiempo del Sueño

Con respecto a otros carnívoros, y al gato en particular, el perro parece tener una menor necesidad de sueño o ser capaz de recuperarse mas rápidamente.

Las necesidades de sueño del perro, igual que en los demás animales, disminuyen con la edad. Los recién nacidos pasan durmiendo entre el 85% y el 98% de su tiempo. Hacia las 4 o 5 semanas, este porcentaje no llega ya al 65%, que es casi comparable al de un adulto.

Para todo perro joven, los ciclos de sueño están repartidos a lo largo de las 24 horas del día. Para el adulto el período más propicio para dormir es el comprendido entre las 13 y las 15 horas. Por otra parte, los perros adultos duermen prácticamente sin interrupción entre las 21 y las 4 horas.


El Ciclo del Sueño


Cada ciclo de sueño (período durante el cual un animal duerme sin volver al estado de vigilia) puede dividirse en fases que corresponden a actividades cerebrales diferentes.

Sueño Paradoxal y Sueño Profundo

Para simplificar, se puede decir que para todo animal el sueño tiene dos fases: la fase de sueño paradoxal y la fase de sueño profundo.

La fase de sueño paradoxal comprende los períodos de sueño durante los cuales tienen lugar los sueños. Los registros de los encefalogramas dan entonces unos trazos similares al estado de vigilia. Bajo su influencia, los tonos musculares del conjunto de los músculos estriados, con la excepción de los músculos respiratorios, de los párpados, de la cara y de la laringe, disminuyen considerablemente y el cuerpo se queda en un estado de ligereza.

Teniendo en cuenta la frecuencia de las ondas cerebrales, esta fase corresponde a lo que también se llama “sueño rápido”; se habla igualmente de sueño REM, del inglés “Rapid Eye Movement” (movimiento rápido de los ojos), en alusión a los movimientos de los globos oculares durante esta fase.


La fase de sueño profundo, también llamado “sueño lento” o sueño LEM, del inglés “Low Eye Movement” (movimiento lento de los ojos), corresponde a una actividad cerebral ralentizada, caracterizada por un trazo electroencefalográfico compuesto por ondas lentas de gran amplitud. Durante esta fase los tonos musculares se conservan.


Se distinguen diferentes grados en este sueño profundo. El alcance de los últimos grados en este sueño profundo. El alcance de los últimos grados de este sueño profundo, parece coincidir con la secreción de ciertas hormonas (entre otras, la hormona del crecimiento GH, que en los animales adultos, podría permitir la corrección de los desgastes sufridos por el organismo durante el período de actividad).

Normalmente, la sucesión de las diferentes fases de un ciclo de sueño comienza por una fase de sueño profundo.

En el cachorro, el sueño rápido es preponderante, puesto que el recién nacido sueña durante el 90% de su tiempo de sueño. Para el perro adulto, por el contrario el sueño rápido no representa más del 36% de su ciclo, cada fase de sueño rápido dura unos 6 minutos y se producen cada 20 minutos.

La especie canina presenta una interesante particularidad para las clínicas dedicadas al estudio de los trastornos del sueño: la escasa inhibición de los tonos musculares durante el sueño ligero. Por tanto, como habíamos señalado, esta fase del sueño, se acompaña de la supresión casi total de los tonos musculares, en el perro, el Locus Coeruleus no parece tener el control total de estos tonos, dejando al perro la posibilidad de agitarse durante el sueño.


Los Trastornos del Sueño

Como todas las funciones del organismo, el sueño puede ser modificado por un proceso patológico. De este modo, la duración del sueño puede estar afectada. En casos de aumento se hablará de “hipersomnio” y en caso de disminución de “insomnio”.

Los Hipersomnios

Se observa sobre todo en los perros que padecen narcolepsia-catapléxia, una enfermedad hereditaria que afecta principalmente a los Labradores, los Caniches, los Basset-Hounds y los Pinschers. Esta enfermedad se manifiesta por un acceso de sueño rápidosobrevenido brutalmente por una emoción agradable tal como la comida o el juego.

El perro se derrumba por consiguiente, sin vigor (al menos al principio de la enfermedad, las fases de sueño así producidas son cortas, y se puede ver “pedalear” a los perros durante esta fase del sueño), y se despierta un momento después como si nada hubiera pasado. Los primeros síntomas de la enfermedad aparecen muy pronto (alrededor de la 6ª semana) y en algunos perros, se atenúa durante la adolescencia.


Esta enfermedad es actualmente incurable, los medicamentos disponibles no permiten mas que limitar el número de crisis. La observación de estos síntomas en un cachorro hace necesaria una consulta al veterinario, que hará el diagnostico diferencial con otras enfermedades (miastenia, epilepsia, ansiedad paroxística, hipoglicemia...) mediante tests clínicos particulares. Se hace totalmente desaconsejable la reproducción de estos perros que sufran esta enfermedad.

Los Insomnios

Pueden ser debidos a diferentes patologías, particularmente se acompañan todas ellas de reumatismo o de alguna molestia respiratoria.

Las ansiedades, por ejemplo, provocan insomnios ligeros debidos a los despertares bruscos durante las fases de sueño rápido; estos despertares bruscos son a veces acompañados de pequeñas micciones correspondientes a las reacciones de temor y más raramente, de verdadero pánico con gemidos o con ataques de agresividad que le pueden llevar a la destrucción de objetos.

Más graves son los insomnios depresivos, pues a ellos corresponde no solamente una disminución de la duración del ciclo, sino también una modificación estructural del mismo: se asiste en este caso, a un aumento relativo de la duración del sueño rápido, con despertares frecuentes durante esta fase como en el caso de las ansiedades, pero con una inversión del orden de las fases en el orden del adormecimiento.

Los perros que sufren de depresión grave se adormecen en efecto con sueño rápido y se despiertan sobresaltados casi inmediatamente. Bastante pronto, estos perros manifiestan la inquietud que la necesidad de sueño les hace sentir; se acuestan, se quejan y no se adormecen hasta que ya no pueden luchar. Las terapéuticas actualmente utilizadas permiten corregir rápidamente estos desórdenes y la restitución de los ciclos de sueño normales permiten mejorar el pronóstico de la enfermedad.



Por: Erik Farina (Etólogo Canino)

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